Una nueva Globalización es posible
Por: Rodulfo H. Pérez H.
Profesor de Ciencias Sociales
Especialista en Historia
Master en Educación
Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la UNESCO
El capitalismo está caracterizado por una tendencia de superación de las fronteras del territorio donde surge y se desarrolla. Está marcado por una tendencia de expansión. Esa tendencia se amplía y se sobredimensiona progresivamente. En el siglo XX, con motivo del surgimiento del imperialismo como “fase superior de desarrollo del capitalismo”, este consiguió una dimensión global, haciendo que las relaciones de producción centradas en la acumulación del capital y la explotación del trabajo tengan presencia en todo el orbe e impongan interrelaciones e interconexiones en los procesos productivos. Estas interconexiones están regidas en un primer plano por la lógica del capitalismo en general, en un segundo plano por la lógica del monopolio, el chantaje financiero y militar y la hegemonía de la burguesía financiera en particular, y en un tercer plano por el dogma neoliberal en lo específico.
Está interrelación global de los procesos productivos se consolida entre la década de los años 60’ y 70’ del siglo XX y conoce su punto culminante en el lapso que se desarrolla entre la guerra del Yon Kipur y la disolución de la URSS. En esa coyuntura se produjo una “inusual” acumulación de capital por parte de los bancos occidentales, los cuales captaron un gran flujo de divisas producto del alza de los precios del petróleo. Ese flujo de capital hizo que la burguesía financiera desarrollase una avasallante estrategia de propaganda destinada difundir la política de privatización y expropiación de la propiedad estatal en todo el mundo y a generar necesidades ficticias de créditos en el sur global, introduciendo una nueva fase en el ciclo de circulación de los capitales entre el “centro” y la “periferia’. De esta manera los países de la periferia agregaron una nueva tarea a aquellas impuestas por el imperialismo, pasaron de ser en principio exportadores de materia prima y receptores de inversión de capital a exportadores de capital en la forma del pago de intereses acumulados por concepto de ese fenómeno “nuevo” que se llamó Deuda Externa.
En diciembre de 1978 China definía la política de “Reforma y Apertura” durante el III Pleno del XI Comité Central del Partido Comunista bajo el liderazgo de Deng Xiao Ping. Posteriormente en 1991 se produjo la disolución del URSS y esto permitió que el orden internacional bipolar basado en el enfrentamiento de Estados Unidos y Europa con el país socialista fuese sustituido por una situación de hegemonía de los dos primeros frente al resto del mundo. Occidente mostró al mundo el triunfo del capital sobre el trabajo, de la burguesía sobre los trabajadores y en definitiva del capitalismo sobre el socialismo. Sin embargo, el desarrollo posterior de los acontecimientos y el examen critico de los resultados tenidos 55 años después no refleja tal triunfo. Hoy occidente no es victorioso y se presenta en declive y ese declive comenzó precisamente cuando el capitalismo guiado por el neoliberalismo decidió “ir” por la propiedad pública y desechar la perspectiva del Estado de bienestar profundizando los procesos de explotación. En ese marco, el capitalismo neoliberal generó la condición de interconexión conocida como Globalización.
El neoliberalismo y “su” globalización degeneraron en la desindustrialización de occidente y las reformas desarrolladas por China, sin desechar los principios del socialismo y el papel del Estado como rector del desarrollo de la sociedad, paradójicamente dieron como resultado la migración masiva de los capitales hacia ese país, así como a otros que siguieron un camino similar. En el momento en que se anunciaba el triunfo de occidente, lo que ocurría en realidad era el comienzo de su declive.
Los acontecimientos que marcan la actualidad muestran ese declive. Entre otros fenómenos; la imposibilidad de occidente de derrotar a Rusia en la guerra de Ucrania evidencia su incapacidad política, su obsolescencia científico - tecnológica en materia militar y la ineficiencia de su chantaje económico y financiero. En el terreno Rusia ha conseguido una evidente victoria militar, lejos de estancarse ha crecido económicamente y se ubica en este momento entre la tercera y la cuarta economía del mundo, superando a Europa. En definitiva Rusia ha obtenido lo más importante de cualquier proceso histórico; una victoria política. Por su parte, el genocidio en Palestina y el cuestionamiento general al desvergonzado apoyo que occidente ha ofrecido a Israel ha vaciado de contenido conceptual y valorativo a la propaganda y la ideología pro occidental.
El Globalismo como movimiento ideológico de propaganda y de imposición de los valores occidentales contra la diversidad cultural de la humanidad, se ve completamente cuestionado por estos tres elementos: La preeminencia económica China, la derrota militar de occidente en Ucrania y el genocidio palestino. Por si eso fuera poco, la revolución bolivariana no solo ha resistido toda la agresión que occidente ha desarrollado contra la República Bolivariana de Venezuela y su pueblo, desde hace unos años muestra cifras de crecimiento económico y de desarrollo de sus procesos productivos en medio de un marco general de estabilidad política y de paz. El mundo cambia y se asoma una globalización diferente, ya no imperialista. Existen posibilidades de que al borde del abismo, la paz tenga una oportunidad y las relaciones solidarias y de cooperación ayuden a que ella exista

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